Economía
La actividad económica del municipio se basa en el sector primario, ganadería de leche y productos derivados de la leche, además se practica la agricultura con cultivos de papa principalmente, además se desarrolla en pequeña escala la piscicultura, especialmente en el cultivo de trucha en el Ríochico, río Aurrá y en las quebradas el Hato, San Francisco y San Juan.
La actividad agropecuaria es uno de los ejes de desarrollo económico, cultural y social del municipio y su participación en el Producto Interno Bruto del municipio es representativa. Dicha actividad se desarrolla en su mayoría con la participación de pequeños productores, con un promedio de entre una y 12 hectáreas, que corresponden al 58% del total de fincas productoras en el municipio.
De acuerdo con el PDM, aunque la cantidad de predios dedicados a la ganadería y la cantidad de bovinos existentes en el municipio difieren en entre las diferentes fuentes que han realizado dicha medición, tales como el reporte de la Federación Nacional Ganadera, Planeación Municipal y el Ministerio de Agricultura, se puede concluir que alrededor del 80% de las fincas productoras se dedican a la ganadería bovina, por medio de un sistema de producción leche especializada y al menos un 1% de estas se concentra en la ganadería de carne y doble propósito. Así mismo, se confirma que de acuerdo con las salidas, entradas y la intensificación en el uso de los insumos, el sistema de producción predominante es el de lechería especializada con pastoreo intensivo suplementado.
Actividades
MineríaSegún el censo de 1870, San Pedro de los Milagros contaba con 4768 habitantes. Su territorio era minero. Por todas partes se encontraban grandes barrancas, restos de las antiguas minas que se explotaban y de donde los antepasados extrajeron grandes cantidades de oro. Esta era la base de la economía, pero como ocurre con toda región minera, esos terrenos, aunque extensos, eran estériles, el terreno árido contribuía al empobrecimiento de la población. Solo la hoya del Riochico poseía fertilidad para la agricultura.
Después del agotamiento natural de las minas, en el año de 1930 solo se explotaba la mina "La Herradura", en Riochico, en la confluencia de la quebrada Potosí por la derecha y Pontesuela por la izquierda. Tenía una extensión de siete kilómetros.
Cada 15 días se hacían las lavadas y se obtenían un producto entre seis y siete libras cada vez. Esta mina era de propiedad de los señores Eduardo Restrepo, Jorge de Bedout y los hermanos Sánchez. En la década de los 70 la mina no producía, sino, una mínima cantidad del metal y era administrada por el señor Gabriel Granda proveniente de Yolombó. Otras sociedades mineras de renombre en el municipio en épocas pasadas fueron: "La Sociedad Minera", "La Sociedad Minera de Riochico" y "La Sociedad Minera El Rano".
Igual en las regiones de San Juan y Montefrio se encontraban algunos rasgos de mina que daban cierta utilidad a los explotadores. En este tiempo se fueron incrementando las cateadoras, señoras que con agua a la rodilla se introducían a los ríos buscando obtener algunos gramos de oro de aluvión que comercializaban en el pueblo. En las joyerías de los señores Luis Ospina y Carlos Martínez o en el municipio de Medellín.
Fuentes de ingresos económicos de antaño: entre los años 1900 y 1960 se desarrolló la actividad de la explotación de carbón vegetal utilizando el Roble y otras especies maderables, lo que contribuyó a su reducción en los bosques nativos, comercializado en Medellín, Bello y en el propio municipio por la carencia de la energía eléctrica.
Otro renglón de la economía de antaño eran los artículos que se fabricaban con fique entre los lazos, costales, jícaras, aparejos de arriería y enjalmas, que se comercializaban especialmente en Medellín, Copacabana y en el mismo municipio. Cabe destacar también la peletería o la técnica de curtiembres ya desaparecida en nuestro medio. También fueron medios de sustento económico para algunas familias la producción de aguardiente, ambos prohibidos por la ley.
Suramericana de Cauchos, de propiedad del señor Miguel Isaza, su permanencia fue breve. Solo trabajaron tres años, sin embargo, en el mismo lugar, en el 2013 y bajo la dirección del mismo propietario, se está iniciando una empresa de empacado al vacío de zanahoria y hortalizas, distribuidas luego a los almacenes de cadena en la ciudad de Medellín que ocupa mano de obra sampedreña. De fama fueron los guarnieles o carrieles de nutria y puma, y tigrillo en la talabarteria de don Luis Piedrahíta Tobón, llegando a convertirse en empresa, donde se producían alrededor de 200 carrieles mensuales que se vendían a un costo de $4.50 cada uno y con las características propias que se conocen del carriel antioqueño. La empresa se terminó hacia 1967 y uno de sus trabajadores emigró al municipio de Jericó con los moldes originales donde se comercializó y se hizo industria reconocida en el lugar y en el departamento. En el predio, hoy ocupado por Colanta, funcionó una fábrica de caucho de propiedad de un judío que en su tiempo fue generador de empleo para miembros de la comunidad. |
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Fecha de publicación 27/06/2023
Última modificación 20/07/2023